Hoy toca limpieza general. ¡Qué rollazo! La Juani y tú ataviadas con ropas de faena ponéis la casa patas arriba limpiando todas las zonas que habitualmente no se tocan. La Juani subida en la escalera limpia los estantes altos mientras que tú estás dando blanqueador en las rayas de las baldosas, que buena falta les hacía. Raya va, raya viene. ¡No se acaba nunca! Entra la Juani un momento a buscar agua con un cubo.
-¡Jesús Maria y José! cómo vas de blanqueador, si te has pintao hasta la raya del pelo, mi madre!-
-Bueno, Juani, no será para tanto!- la calmas divertida ante tanta exageración.
-La verdad es que hacer esto te ahorra el gimnasio de una semana!-
-¡Anda! el gimnasio, dice- va gritando la Juani de vuelta hacia el salón moviendo el trasero -¿y que se piensa que me ahorro yo subiendo y bajando de la escalera tó el día?- se para un momento y reflexiona, índice en alto -ahora le digo yo una cosa, a mi no me quita el baile nadie ni por ná!- y sigue el bailoteo canturreando un paso doble.
Te ríes. Con esta Juani cualquier tarea es entretenida, por engorrosa que sea. Vuelves al blanqueador. Ya podrían venderlo asido a un palo y no tener que andar tirada por el suelo de rodillas, en esa postura tan poco académica. La Juani ya te ha dicho que "con el culo parriba" como estás más vale que no te vea tu marido... ¡ja, ja, ja! Sigues rayando. Vas caminando hacia atrás y topas con un pomo del armario. -¡Uy!-das un respingo. Das media vuelta y sigues blanqueando cuadraditos. Y... ¿que pasaría si tu marido te encontrara así?, te preguntas toda pícara. Te abstraes... Estás jugando al escondite con tu príncipe árabe. Los dos a cuatro patas por las alfombras de su salón. Si te pilla.... ay, ay ay, ¡Te pilló! Está justo detrás de ti y se te echa encima. Sus manos bucean suaves y expertas dentro de tu leve blusa de seda. Encuentran dos mullidas redondeces que roza y acaricia, poniéndote a millllll (!!!!). Desliza tus pezones entre sus dedos mientras vuestras caderas se friccionan zalameras. Os revolcáis por el suelo con ansia salvaje. Sus torneados músculos se fibran ante tus ojos, que reflejan la fiebre de vuestra pasión. Con un gesto elegante hace desaparecer de tu cuerpo la leve blusa de seda sumergiéndose en tu interior...
-Pero, ¿qué estás haciendo?- sales bruscamente de tu ensoñación.
La Juani te señala asombrada el suelo. Las últimas rayas pintadas no coinciden ni por casualidad con las baldosas. ¡Menudo subidón! Estás acalorada y como un tomate, y ahora ¿qué le explicas a esta mujer? –piensas agobiada- No estás borracha, ni intoxicada... Ella responde por ti sacándote del apuro:
-Claro mujer, si es que no ha de ser bueno estar tanto rato así girada para abajo- mueve la cabeza en señal de desaprobación -Ala, venga que nos vamos a tomar un café con leche-.
Le das vueltas al café mientras te vuelve a la mente la tórrida escena acompañada de una nueva excitación, ¿qué estaría haciéndome mi príncipe ahora?- sonríes para tus adentros. ¡Esto no puede acabar aquí!
La Juani vuelve a canturrear. ¡Así que se vaya sigo rayando el suelo hasta acabar el pote de blanqueador! ¡Y mañana más!
-¡Jesús Maria y José! cómo vas de blanqueador, si te has pintao hasta la raya del pelo, mi madre!-
-Bueno, Juani, no será para tanto!- la calmas divertida ante tanta exageración.
-La verdad es que hacer esto te ahorra el gimnasio de una semana!-
-¡Anda! el gimnasio, dice- va gritando la Juani de vuelta hacia el salón moviendo el trasero -¿y que se piensa que me ahorro yo subiendo y bajando de la escalera tó el día?- se para un momento y reflexiona, índice en alto -ahora le digo yo una cosa, a mi no me quita el baile nadie ni por ná!- y sigue el bailoteo canturreando un paso doble.
Te ríes. Con esta Juani cualquier tarea es entretenida, por engorrosa que sea. Vuelves al blanqueador. Ya podrían venderlo asido a un palo y no tener que andar tirada por el suelo de rodillas, en esa postura tan poco académica. La Juani ya te ha dicho que "con el culo parriba" como estás más vale que no te vea tu marido... ¡ja, ja, ja! Sigues rayando. Vas caminando hacia atrás y topas con un pomo del armario. -¡Uy!-das un respingo. Das media vuelta y sigues blanqueando cuadraditos. Y... ¿que pasaría si tu marido te encontrara así?, te preguntas toda pícara. Te abstraes... Estás jugando al escondite con tu príncipe árabe. Los dos a cuatro patas por las alfombras de su salón. Si te pilla.... ay, ay ay, ¡Te pilló! Está justo detrás de ti y se te echa encima. Sus manos bucean suaves y expertas dentro de tu leve blusa de seda. Encuentran dos mullidas redondeces que roza y acaricia, poniéndote a millllll (!!!!). Desliza tus pezones entre sus dedos mientras vuestras caderas se friccionan zalameras. Os revolcáis por el suelo con ansia salvaje. Sus torneados músculos se fibran ante tus ojos, que reflejan la fiebre de vuestra pasión. Con un gesto elegante hace desaparecer de tu cuerpo la leve blusa de seda sumergiéndose en tu interior...
-Pero, ¿qué estás haciendo?- sales bruscamente de tu ensoñación.
La Juani te señala asombrada el suelo. Las últimas rayas pintadas no coinciden ni por casualidad con las baldosas. ¡Menudo subidón! Estás acalorada y como un tomate, y ahora ¿qué le explicas a esta mujer? –piensas agobiada- No estás borracha, ni intoxicada... Ella responde por ti sacándote del apuro:
-Claro mujer, si es que no ha de ser bueno estar tanto rato así girada para abajo- mueve la cabeza en señal de desaprobación -Ala, venga que nos vamos a tomar un café con leche-.
Le das vueltas al café mientras te vuelve a la mente la tórrida escena acompañada de una nueva excitación, ¿qué estaría haciéndome mi príncipe ahora?- sonríes para tus adentros. ¡Esto no puede acabar aquí!
La Juani vuelve a canturrear. ¡Así que se vaya sigo rayando el suelo hasta acabar el pote de blanqueador! ¡Y mañana más!
3 comentarios:
Voy corriendo a la drogueria a por el baldosinin, mira que no se me habia ocurrido que este tema puede poner tanto. Ya me veo todo el fin de dandole a las losetas del lavabo y de la cocina a ver si el principe me agasaja jajajaja
De paso sacate algo con la plancha pues yo tengo eso pendiente y no le acabo de ver el otro lado salvaje mas alla de la tabla.... y creo que es por eso mismo que lo evado tanto...SSSOOOOSSS
Prota, Prota como aprovechas todas las faenas del hogar para darles ese puntito...
Es la unica forma de no morir de rutinitis en estos menesteres.....
y MI PRINCIPE,,,, donde estara, mira que he mirado por todos los rincones y nada sin rastro.... mientras tanto me pondre de cuclillas y a por las rayas de las baldosas a ver si me transporto!!!!!
Ferrari, hay que saber buscar, después de una raya de baldosinin mi principe salió de la lampara de aladín de Laia, la cuestión es frotar......
hola prota:
despues de las rayas que te hiciste no creo que tu principe saliera de la lámpara de Laia, mas bien creo que con tanta raya tienes las neuronas ya masmque frotadas entre si y muy calenturientas.
Sal ya del escondite.
Por cierto Juani, nos tienes que decir o que llevar a tu sala de baile, porque ya que nuestro gimnasio no hace muchas maravillas con nosotras, quizas algún baile nos ayude a ...............
Esta Juani tiene pinta de ser tambien una insaciable pero inoportuna, ¿mira que sacarte de tus sueños en el momento mas interesante?.
Espero que sigas poniendo el baldosinin, yo a partir de hoy, cuando lo ponga me acordaré de tí y dejaré la mente abierta por lo que pueda venir....
hasta pronto .
Publicar un comentario